«El mundo está al borde», con estas sorprendentes palabras Antonio Guterres instó una vez más, en vísperas de la conferencia sobre el clima de Glasgow, a que las omnipresentes palabras sobre el clima vayan seguidas por fin de acciones. El Secretario General de la ONU tiene motivos para estar preocupado, porque los datos sobre el cambio climático son alarmantes. Aunque el mundo pareció detenerse temporalmente a causa de la pandemia del Corona, las emisiones de carbono volvieron a aumentar en 2021 hasta alcanzar niveles récord en 2022, lo que es preocupante. Aunque en 2020 se produjo un descenso de alrededor del 6% en las emisiones perjudiciales para el clima, no tiene mucha importancia para el calentamiento global provocado por el hombre. El cambio climático sigue avanzando. El escenario de calentamiento global de 1,5 grados, e incluso el objetivo de dos grados, se ven amenazados. Ante esta evolución catastrófica, se plantea la cuestión de las perspectivas de una transformación socio-ecológica y, por tanto, de las condiciones sociales en las que se pueda llevar a cabo lo que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) también reclama ahora: una revolución global de la sostenibilidad. ¿Hemos perdido ya la oportunidad de hacerlo o existen perspectivas fundadas de una transformación exitosa? Klaus Dörre abordará estas cuestiones en su conferencia. Su tesis plantea que la sostenibilidad ecológica y la social son mutuamente dependientes, por lo que una no puede existir sin la otra. Ambos objetivos son propensos al conflicto. Por ello, los agentes sociales sólo pueden tener éxito en la transformación si consiguen resolver la tensión entre los objetivos de sostenibilidad social y ecológica.