La «maldición de los recursos» se refiere normalmente a los casos en los que se produce una conexión fatal y casi ilegal entre la riqueza de recursos y los desarrollos económicos, políticos y sociales indeseables, algo que se atribuye principalmente a los países ricos en recursos del Sur Global. Sin embargo, la otra cara de la moneda suele quedar fuera del debate, es decir, que la conexión postulada no sería siquiera concebible sin la avidez de recursos de las sociedades industriales ricas del Norte Global. No fue hasta la guerra de Ucrania y la inminente crisis energética que se hizo público en nuestras latitudes que la exorbitante – especialmente en el contexto de la «transición energética»- demanda de materias primas de las economías centrales es el motor en marcha, nunca tambaleante, de la mayoría de las distorsiones globales. En otras palabras, la compulsión de un hombre es la maldición de otro. Así pues, esta ponencia sostiene que quien quiera enfrentarse a los problemas estructurales de una transformación socio-ecológica debe enfrentarse a la relacionalidad de los modos de producción, trabajo y vida globalmente desiguales.